[Pedido al distribuidor, lo recibiremos en 2-3 días]

PVP. 26,50€

Francisco Fuster aborda en este ensayo el proceso de creación, el contexto de recepción y de difusión de El árbol de la ciencia. En cierto sentido, esta novela de Pío Baroja es un episodio nacional: las vicisitudes de un individuo concreto, Andrés Hurtado, los ataques que sufre, los desencantos que padece, ejemplifican y compendian los que sus compatriotas sufren y provocan con su acción o su inacción. El narrador deplora las anomalías clásicas de España, los desajustes que va a ir diagnosticando: la desidia, el abandono, la fuerza bruta, el cinismo. Y lo hace parafraseando a Hurtado, reproduciendo sus sentimientos y sus pensamientos.Este ensayo ejemplifica la relación de Baroja con España: Baroja deplora los nacionalismos, la política de escaso vuelo, la sociedad inerme y paralizada, la España sucia. Su deseo era convertir España en un país verdaderamente constitucional y jurídicamente europeo, sin casticismos clericales, sin ventajistas o logreros de la política. Un país con derechos individuales reconocidos y respetados. Con gentes cultas y deferentes. Sin fanáticos. Baroja describe a Andrés Hurtado siempre desengañado, reconcentrado, generalmente triste, que se desenvuelve como un anarquista instintivo, y que padece una soledad incurable. El árbol de la ciencia es la obra cumbre del pesimismo y de la socarronería, del estudio científico-orgánico de ciertas especies humanas. Pero es también un lamento subjetivo, individualista, de quien siempre fue a la suya y dijo la suya. El ensayo de Fuster es un libro revelador: no hace arqueología de algo inerte, sino que emprende un examen en tiempo real, por lo que Pío Baroja o Andrés Hurtado son interlocutores bien vivos, aunque la muerte, la decepción y la derrota sean su lastre y consumación.


Ficha técnica