
Club de lectura con María Tena:
Morisqueando
Los moros convivieron con los cristianos y los judíos desde el 720 hasta la capitulación de Boabdil en 1491, pero aquí no se acaba esta larga historia de convivencia porque en esta fecha los moros se convierten en moriscos y continúan compartiendo el territorio donde habían vivido y seguirán viviendo hasta 1610, año en que se expulsaron de Aragón y Cataluña, y 1614, año en que se expulsaron de Castilla. &nbs
Los moros convivieron con los cristianos y los judíos desde el 720 hasta la capitulación de Boabdil en 1491, pero aquí no se acaba esta larga historia de convivencia porque en esta fecha los moros se convierten en moriscos y continúan compartiendo el territorio donde habían vivido y seguirán viviendo hasta 1610, año en que se expulsaron de Aragón y Cataluña, y 1614, año en que se expulsaron de Castilla.
Toda esta larga convivencia dio lugar a una poesía lírica de mujer escrita en castellano pero con caracteres árabes (“aljamiado” se le llama a esta forma de escribir), y posteriormente, cuando la convivencia dejó de ser tan lírica, tan pacífica, a los “romances moriscos”. En estos romances se ensalzaban las virtudes de los moros pues un noble sólo podía luchar con un igual, con otro noble. Muchos paisajes de nuestra geografía deben también su nombre y su forma a algún moro o mora encantada mientras huía. Gracias a las leyendas, se quedaron formando parte de nuestra tierra, ellos petrificados en montañas, ellas convertidas en alguna fuente que mana lágrimas.
Pero la historia de nuestra convivencia no se acaba en 1610-1614. Hoy en día, fruto de nuestra actual convivencia, hay una viva tradición oral de historias que se fueron con aquellos moros, los moriscos, y ahora vuelven en la boca de los árabes marroquíes que llegan a convivir con nosotros y a compartir sus historias, que también son las nuestras. Y eso se descubre a poco que se les preste un oído, o dos, para escuchar, o un par de abrazos para acoger, para abrazar, o una mano para estrechar…
ANA CRISTINA HERREROS y JEAN MICHEL HERNANDEZ