Club de novela de Alberti:
Ruyard Kipling. Crónicas de la Primera Guerra Mundial (Fórcola)


La Gran Guerra nació para terminar con todas las guerras, pero pronto supuso para Gran Bretaña una experiencia de la muerte y del sacrificio de toda una generación de británicos, que no tardaría en mover los resortes de la incredulidad y el desaliento. Para combatirlos y a instancias del Buró de Propaganda de Guerra,Rudyard Kipling, de acuerdo con ese «sentido de la responsabilidad» que vertebró siempre su presencia pública, se comprometió en la lucha en defensa del Reino Unido, los aliados y el



La Gran Guerra nació para terminar con todas las guerras, pero pronto supuso para Gran Bretaña una experiencia de la muerte y del sacrificio de toda una generación de británicos, que no tardaría en mover los resortes de la incredulidad y el desaliento. Para combatirlos y a instancias del Buró de Propaganda de Guerra,Rudyard Kipling, de acuerdo con ese «sentido de la responsabilidad» que vertebró siempre su presencia pública, se comprometió en la lucha en defensa del Reino Unido, los aliados y el Imperio en pro de la Humanidad, frente a un enemigo alemán «separado ya de la hermandad de los hombres». El escritor destinó los recursos de su talento y de su fama a apuntalar la moral en el frente doméstico; y en paralelo, el Gobierno británico tampoco dudó en solicitar su concurso para influir sobre las opiniones públicas del mundo, las de los países neutrales, y muy especialmente la de Estados Unidos.
Tanto Francia en guerra (1915) como La guerra en las montañas (1917), sus crónicas publicadas por entregas en el Daily Telegraph y en la prensa norteamericana, responden con obediencia al propósito de la Administración británica, y comparten el mismo fondo: la visión del campo de batalla como «la frontera de la civilización» que separa a «alemanes y seres humanos». La efectividad del celo propagandístico de Kipling fue indiscutible, aunque no deja de suscitar importantes interrogantes de fondo sobre las relaciones entre literatura y propaganda.
Rudyard Kipling (Bombay, 1865-Londres, 1936) fue escritor de relatos, poeta y novelista. En su temprana niñez, vivió en Bombay, pero su familia, contraria a que se educase en las colonias, decidió internarlo en un instituto en Londres. De regreso a Lahore, trabajó como periodista. Viajó por Asia y Estados Unidos, donde posteriormente vivió durante un breve período. Finalmente se estableció en Inglaterra. Kipling ha sido el último poeta de masas en Inglaterra, no ha habido otro escritor más leído hasta J. K. Rowling, y gozó de una fama sin interrupciones desde que –con 22 años– se declarara abierto el «Kipling furore» con El hombre que pudo reinar. Conseguir en 1907 el Nobel más temprano de la Historia –y el primero en inglés– también sería útil para depararle tantas admiraciones como envidias. Su fama como escritor le llegó por sus obras sobre soldados, lo que para el Gobierno británico hacía de este «enamorado de la soldadesca» el candidato ideal como corresponsal de guerra en las trincheras del frente francés, en 1915, y en las montañas alpinas del frente italiano en 1917. El periodismo propagandístico de Kipling estaba destinado a tener la mayor repercusión en su tiempo y a permanecer con el mayor simbolismo en nuestros días. Kipling intuyó pronto que la guerra se luchaba en muy diversos campos de batalla, y en el de la comunicación apenas iba a tener rival.