"Aprendo a ver". Esta anotación del joven aristócrata Malte Laurids Brigge en el diario que escribe de su estancia en París, y que reúne impresiones, reflexiones, recuerdos y vivencias, en un texto fragmentario cada vez más impregnado de la estética simbolista a medida que la narración avanza, se puede tomar casi como una declaración de intenciones del poeta centroeuropeo Rainer Maria Rilke ( (1875-1926). En esta su más ambiciosa obra en prosa, el autor vuelca sus inquietudes más íntimas con la deslumbrante capacidad lírica y agudeza en la percepción que distinguen su original estilo.
La desorientación del individuo frente a un mundo regido por leyes inasibles, sometido a la arbitrariedad de la naturaleza, el temor frente al misterio insondable de la muerte, la perplejidad por los enigmas que el amor encierra: Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, en los que el poeta se expresa a través de un alter ego, constituyen un texto imprescindible de la literatura universal, pero también la llave que abre el camino para comprender el universo rilkeano y los ternas que más caros le son.