Aquella manÌíana, las gallinas habiÌan puesto diez huevos; pero en el gallinero solo habiÌa nueve. DespueÌs de buscarlo por todos los rincones, descubrieron que el gallo lo habiÌa escondido entre sus plumas. - Hace mucho tiempo que no hay pollitos; si vosotras no quereÌis... ¡lo hareÌ yo! - ¿Un gallo...? -preguntan las gallinas, sorprendidas. -¿Y por queÌ no? Le dareÌ calor al huevo diÌa y noche y, cuando nazca el pollito, puedo ense- nÌíarle las cosas de la granja. Una historia para reflexionar sobre los liÌmites entre las posibilidades de la biologiÌa y el alcance de las acciones sociales y humanas. En una sociedad moderna y desarrollada, abierta y democraÌtica, los roles de geÌnero se ponen en cuestioÌn, se discuten, y hasta se experimenta con su inversioÌn. En muchos aspectos sociales, las fronteras son cada vez maÌs anchas, incluso difusas. Vivimos en un contexto en el que se proclama y defiende la normalizacioÌn y el respeto por las âeurosúdiferenciasâeuros. La lucha por la libertad y el derecho a vivir las identidades y sexualidades de forma libre nos han permitido avanzar en modelos de familia y convivencia, maÌs allaÌ del molde heteropatriarcal. En este contexto, las funciones y responsabilidades de los progenitores bioloÌgicos hacia sus descendientes se escenifican y se reparten, hasta el extremo de aparecer como algo natural aquello que la biologiÌa no pareciÌa capaz de asumir. Es un reto educar en la defensa y la reivindicacioÌn de todos estos avances sociales. De esta manera, jugando con personajes animales, para afianzar el aspecto emocional y de los sentimientos, se traslada al lector en formacioÌn la posibilidad, quizaÌ tambieÌn la necesidad, de comprender y asumir determinados comportamientos humanos y sociales que, cada vez maÌs, se contemplan y aceptan como âeurosúnaturalesâeuros. La autora, Indy G. Acedo, aborda con este aÌlbum un tema complejo de forma sencilla y natural dejando espacio para que los ninÌíos construyan su significado y ofreciendo capas discursivas que se adaptan a diferentes lectores. La ilustradora, Laura Tova, con su tan personal paleta de colores, nos hace llegar esta historia a traveÌs de sencillos personajes de gran ternura y muy conectados con la vida y la naturaleza.