Noche oscura del oeste

Juan Velasco presenta La masacre de los soñadores como alegoría, transposición simbólica de un territorio y su tiempo, tal vez profecía sin proponérselo en su momento creativo, ya transformado en anuncio visionario de un futuro desnortado y necio (...) La masacre de los soñadores contiene entreverados a soñadores, a cuantos han dejado sus sueños en un Oeste irredento (Tomás-Néstor Martínez Álvarez).
La América de 1988: NY-LA, se nos aparece como una realidad líquida 'acaso gaseosa', como un «nolugar», parte indeleble de una geografía mítica pero paradójicamente tangible, sin la que es imposible entender nuestra propia geografía vital y cultural; la América aferrada a su religión de lo pasajero; la de los locos vagando por las calles de la ciudad, como inopinados ladrones de cuerpos; la del kitsch insoportable de los flamencos rosa. (Juan José Martín Ramos).