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Tanta luz. Pasolini es un convivio de las ideas y de las palabras, la «convivencialidad» de la que habla Ivan Illich. En este banquete, Pasolini es el Invitado que trae destrucción, como él mismo ha contado en Teorema. Allí Pasolini es un Dioniso, es aquel que siembra «mania», aquel que lleva a las mujeres de Tebas a convertirse en bacantes para matar al rey Penteo. Y decapitarlo. Aurora Freijo se une al coro de las bacantes. Disemina alrededor del invitado decenas y decenas de sugerencias, llena el plato (su libro-carne) de ingredientes.

[] En este libro Pasolini aparece como función evocadora de tantos fantasmas, un lugar donde se escucha el eco de muchas voces 'Deleuze, Nietzsche, Kafka, Heidegger, Derrida, Foucault, Herta Müler, William Blake'. Freijo Corbeira usa así la estrategia de la satura lanx, la de un conjunto mixto de ingredientes con los cuales hacer reaccionar al sistema de pensamiento de Pasolini. Hacer hablar a muchas voces es el modo con el que poder ponerse a refugio ante la fuerza de Pasolini, una fuerza intelectual, física y expresiva que siempre incomodó. Aurora ha entendido que Pasolini no puede ser afrontado, no puede darse lo que en italiano se conoce como un «testa a testa». Hace falta intentar envolverlo, rodearlo, asediarlo sin que él se dé cuenta. Hace falta seducir [se-ducir: traer hacia sí] al seductor.


Ficha técnica