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Después del temblor viene como un impulso la escritura. Definir ese umbral es casi alcanzar un rostro. Caín y Abel: nadie está. Buscar, buscar, buscar, buscar. Buscar un lugar para el bosque en que todo rezo sea oración por lo animal, lo animal perdido. Buscar -porque se crea sin protección y en contacto con lo oscuro- anticipando el desprendimiento (lo desprendido desprendiéndose) de un hijo. Después del temblor viene como ofrenda la escritura.
Son diálogos que en el sueño se repiten. Nadie está del todo pero en la memoria circular lugares y voces se buscaban, lo que es decir, se repetían, se repelían, se replicaban: 'delicado animal sueñas tu muerte tus patas tu desaparición tu olor sueñas'. Buscar un ritmo o abandonarse. Quien escribe (diminutiva por poderosa) oye voces mientras se desvanece y murmuran como animalitos.
Ficha técnica
- Editorial: MALASANGRE
- Fecha de edición: 1 de Diciembre de 2017
- ISBN: 9788469782958
- Encuadernación: 03
- Nº páginas: 68
- Materias: Poesía / 8. POESIA ESPAÑOLA /