Vitrina Pintoresca "La España de la Segunda República"

Ediciones 98. 2010

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La velocidad, el alto ritmo de balón es lo que constatan los jugadores de fútbol de categorías inferiores que debutan en Primera División. De acuerdo: Vitrina pintoresca (selección de artículos aplegados en 1935) es un libro menor de Pío Baroja, de ese tipo de escritor que "cuando llega a viejo convierte la actividad en oficio y ya no se ocupa mucho de lo que piensen de él. Es lo que me pasa a mí", confiesa. Vale. Pero es un Baroja, un veterano que aún está en Primera y en plena República, ergo obliga a subrayar..., y rápido. Ya en largo y suave descenso, más nietzscheano y anarquista que nunca, darwinista social a ultranza pespunteado con lazos fascistas, Baroja se enfrenta a la eclosión de la sociedad de masas, ese "reinado de la pacotilla" con que despacha a la construcción pero aplicable a todo, donde "lo característico desaparece" en una "marcha hacia la uniformidad que marca el dominio de la utilidad, la eficacia y la economía"; porque son esos tiempos en que "a las emociones del viaje el ciudadano prefiere el cine". Como si, al igual que a Julio Camba, la República le debiera alguna sinecura, carga socarrón contra régimen y políticos ("palabreros y un poco mediocres"), pero menos agresivo de lo que se muestra con los gitanos ("explotan la mentira y el engaño; no tienen moral") o los judíos (que liga con los jesuitas). Son los demonios familiares del autor de Comunistas, judíos y demás ralea, lo que no le impide hacer un retrato sobre "el extremismo desesperado del viejo español" -ese que "ya no lo cura nadie"- y que en el caso del extremismo de la aristocracia tiene una vigencia espeluznante. O a reflexionar / ironizar sobre los sucesos anarquistas de Casas Viejas. Entre medio (buen índice onomástico: 1.500 entradas) y siempre, a velocidad de dos a tres frases en párrafos de siete líneas, un culto entomólogo de lo humano, que ya sabe que "no ha habido en España simpatía entre las distintas regiones"; que el español (el latino) "no tiene sentido del prójimo" y que "el amor pedestre del matrimonio es el amor por el sistema métrico decimal". "La veracidad lleva al cinismo", constata. Y hace gala.

CARLES GELLI (BABELIA 6/11/2010)


Ficha técnica

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