JORGE ELIÉCER PARDO. Los velos de la memoria (Polibea)

Presentación de libros:
JORGE ELIÉCER PARDO. Los velos de la memoria (Polibea)


Os invitamos a la presentación de Los velos de la memoria, de JORGE ELIÉCER PARDO. En el acto, junto al autor, intervendrán el escritor JOSÉ MANUEL LUCÍA MEGÍAS, MANUEL NEILA, prologuista de la obra, y JUAN JOSÉ MARTÍN, editor.



Los velos de la memoria, quinto libro de cuentos de nuestro autor, ocupa un lugar preferente en su obra, tanto por la unidad temática como por la destreza estilística. El volumen consta de treinta y dos relatos y constituye un testimonio estremecedor de la guerra secular de Colombia, que el autor aprovecha para dar voz a las víctimas y al lenguaje purificador del río. Los relatos van acompañados de cuarenta y cinco retratos de mujeres, que son, al decir de Pardo, “quienes han tenido que sufrir los mayores estragos de la guerra”, cubiertas parcialmente por sendos velos, que no consiguen ocultar la mirada conmiserativa de las mismas. (...) Estos relatos presentan unas tierras duras, desoladas; unas aldeas situadas en los valles, las planicies o en las sierras colombianas. Tierras y aldeas arruinadas por la confrontación y habitadas por vivos y muertos. Y las gentes que pueblan ese mundo rural están condenadas a la violencia, a la trashumancia o a la muerte.


(...). Se trata de un mundo desesperado, donde la miseria física engendra toda clase de miserias morales, azotado por una guerra secular y presidido por la crueldad, el miedo y el exterminio. Pero el enfoque del autor trasciende el plano de lo estrictamente local, regional o social, para desembocar en temas universales, como la violencia, el amor y la muerte. En estos cuentos, la visión directa de la realidad inmediata se transforma en una visión mito-poética, en la que las realidades más brutales conviven con elementos fantásticos y misteriosos. “En Los velos de la memoria —advierte el autor— se escuchan las voces de las víctimas en el lenguaje purificador del río, en la inocencia de los niños, en los despojos de los insepultos”. (Del prólogo de Manuel Neila)